martes, 16 de diciembre de 2008

El regalo que no se ve.

Photo by C. Orellana

Hace tiempo, un hombre castigó a su hija de tres años por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver regalos. El dinero venía escaso en esos días, por eso explotó de furia cuando vio a la pequeña tratando de envolver una caja.
A la mañana siguiente, la niña regaló a su padre la cajita envuelta y le dijo: “Esto es para ti, papi”. Él se sintió avergonzado, pero cuando abrió el paquete y lo encontró vacío gritó con ira: “¿Acaso no sabes que cuando se hace un regalo se supone que debe haber algo dentro?”.
La pequeña miró hacia arriba y, con lágrimas en los ojos, dijo: “¡Pero, papá, no está vacía! Yo metí besos para ti!”.
El padre se sintió muy mal, abrazó a su hija y le suplicó que le perdonara.

Dicen que el hombre guardó ese regalo dorado cerca de su cama durante muchos años, y que siempre que se derrumbaba, tomaba de ella un beso y recordaba el amor que su hija había depositado dentro.
De alguna forma, cada uno de nosotros hemos recibido algún obsequio de amor incondicional de nuestros padres, familia, amigos. Nadie podrá tener jamás una propiedad más grande y hermosa que ésa.


CUESTIONARIO
1. ¿Qué simboliza la caja?
2. ¿Por qué crees que el cuento se titula “El regalo que no se ve”?
3. ¿Cuál es para ti el regalo más importante que has recibido de tus padres?
4. ¿Es un regalo material o algo que sólo se puede sentir?
5. ¿Cuál es el regalo más importante que le has hecho a tus padres?
6. Crea un final alternativo para el cuento.


GUIA DE INTERPRETACIÓN

Este cuento hace referencia a lo más sencillo y quizás lo primero y fundamental que caracteriza al ser humano: El amor. Se dice del amor que mueve el mundo, que cambia el rumbo de las cosas, a las personas. “El amor mueve montañas”. El ser humano necesita del amor para desarrollarse como una persona plena y segura de sí. Los niños necesitan el amor de sus padres desde que son bebés. Así mismo, la
manifestación de ese amor a los otros, padres, hermanos, amigos, los hace crecer felices y confiados y con un espíritu generoso.
Es algo tan sencillo, que fácilmente nos olvidamos de que es el motor de todo, la esencia de todo. El principio y el fin último.
Nunca debemos olvidar las manifestaciones de amor a los demás, besos, abrazos, una sonrisa a tiempo, la mano tendida, una palabra de cariño y que lo más importante es siempre aquello que no vemos, lo que no es material, lo que es producto de los sentimientos.

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