jueves, 11 de diciembre de 2008

El precio de la insistencia.


Érase una vez, un pequeño niño llamado Joselito que contaba con siete primaveras y que vivía en un pueblecito al pie de una gran montaña. Todos los días a las cinco de la tarde, iba paseando hasta la casa de su abuelita para merendar con ella y pasaba por una tienda donde había un cartel en el que podía leerse:

SE VENDEN CACHORROS DE PERRO

Todos los días, Joselito entraba a preguntar cuánto le costaría uno de esos cachorros y el dependiente le decía: “Puedes llevarte cualquiera de ellos por 10 euros pero el de color marrón no te costará nada”. Joselito, al no contemplar ninguna diferencia entre ellos, preguntó: “¿Por qué no me costará nada el marrón si es igual que los dos negros y que el blanco?” El dependiente le contestó: “Porque tiene una de las patas más pequeña que las demás y no puede andar ni correr bien.” Joselito se negó a llevarse el cachorro marrón gratis. Él quería pagar los 10 euros por él a lo que el dependiente se negaba rotundamente. Podía llevárselo, pero gratis.
Pasaban los días y Joselito seguía parándose a mirar el escaparate en el que los cachorros descansaban y día tras día entraba a la tienda con la intención de comprar el perrito marrón: “Buenos días, señor. Traigo 10 euros para comprar el perrito marrón.”
“Guárdate el dinero que ya te he dicho que ese perrito no vale nada. Además, ¿puedes decirme por qué tienes tanto interés en ese cachorro sino va a poder jugar contigo ni correr detrás de ti? No te das cuenta de que este perro no es normal. No puede hacer las mismas cosas que hacen los demás perritos”. Joselito se sintió muy triste al escuchar estas palabras y le dijo: “Claro que podrá jugar conmigo y además yo lo cuidaré, lo trataré con cariño y jugaremos juntos”. El dependiente, sorprendido por la insistencia de Joselito, le dijo que se lo llevase, que era un regalo pero Joselito no aceptó, diciéndole: “Señor, me llevaré el perrito si usted coge el dinero porque debe usted saber que todos somos iguales y que, aunque tengamos minusvalías, todos valemos mucho”.
El dependiente no salía de su asombro al escuchar tan sabias y lindas palabras de un niño tan pequeño pero, sin embargo, seguía sin querer coger el dinero que Joselito le ofrecía: “Llévate el cachorro marrón pero no me des dinero, por favor. Nadie comprará un perrito con una pierna más pequeña de lo normal y ningún otro niño lo querrá”. Los ojos de Joselito se llenaron de lágrimas y muy lentamente se levantó el pantalón: “Mi pierna izquierda es de plástico y no por eso valgo menos que los demás. Quiero comprar ese perrito y, aunque ninguno de los dos podamos correr mucho, cuidaremos el uno del otro y nos daremos mucho cariño. Ya verá usted como seremos muy buenos amiguitos”. El dependiente, emocionado por la lección de bondad y empatía que acababa de recibir de una criatura tan pequeña, cogió los 10 euros y le dio el cachorro marrón a Joselito.

GUÍA DE ANÁLISIS
¿Cuál crees que es el mensaje principal del texto?
¿Por qué el dependiente no quería coger el dinero?
¿Estás de acuerdo con la postura del dependiente?
¿Por qué crees que finalmente el dependiente decidió coger el dinero?
Inventa un final alternativo para esta historia.

No hay comentarios: