lunes, 18 de octubre de 2010

Estereotipos

Un estereotipo es una categoría establecida por nacimiento, estatus socioeconómico etc.… definida de forma genérica y simplista. Una especie de saco conceptual donde incluimos a todas los individuos sin distinciones individuales. El estereotipo es pues una simplificación de la realidad, una simplificación que responde a múltiples necesidades humanas.
Recurrimos al estereotipo para no pensar mucho, para tener una consciencia del mundo basada en grandes rasgos genéricos. Para sentir que conocemos sin el esfuerzo continuo que esto implica. Para creer que sabemos sólo con una experiencia mínima. Ese “todos los hombres -o las mujeres- son iguales” nos justifica no tener que conocer o investigar nada más.
Recurrimos al estereotipo por seguridad. Para sentirnos integrados en una comunidad de cualquier tipo: nacimiento, género, estatus social, religión, etc.…. Los estereotipos se utilizan fundamentalmente sobre las comunidades cercanas –más frecuentemente si éstas se encuentran en expansión y pueden infiltrarse en nuestro espacio-. Tenemos muchos más estereotipos referidos al marroquí que al tanzano o al australiano.
Recurrimos al estereotipo para sentirnos mejores. Los estereotipos están basados en un rasgo negativo que tiende a definir al conjunto de personas que forman parte de esa categoría tal como podemos ver en los ejemplos siguientes: “las mujeres son unas charlatanas”, “los catalanes son agarrados”, “a los andaluces sólo les gusta la fiesta”. Como normalmente usamos el estereotipo para definir al otro, conseguimos el beneficio adicional de sentirnos mejores.
El beneficio secundario de sentirnos bien, se acentúa si el estereotipo está asociado a diferencias socioeconómicas en la que nos sentimos privilegiados. En Málaga, existen probablemente una comunidad inglesa mayor que la magrebí, pero los estereotipos afectan más negativamente a esta última.
En definitiva, recurrimos al estereotipo para no ver al otro, para no tener que poner en cuestión nuestra idea del mundo, para sentirnos seguros y mejores en el pequeño espacio que habitamos.

Tristán Martín.

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